Comentario
Mexicanos
En este intermedio llegaron a esta tierra los mexicanos, nación también extranjera, y en aquellos reinos nueva, aunque algunos opinan que son de los mismos de Aculúa, por cuanto la lengua de los unos y de los otros es toda una; y dicen que no trajeron señores, sino capitanes. Entraron también ellos por Tullan; y caminaron hacia la laguna; poblaron Azcapuzalco, y luego Tlacopan y Chapultepec; y de allí edificaron México, cabecera de su señorío, por oráculo del diablo. Crecieron tanto en hacienda y reputación, que en muy breve fueron mayores señores en la tierra que los de Aculúa y que los chichimecas. Hicieron guerra a sus vecinos, y vencieron muchas batallas; tuvieron esto, que a los que se les entregaban les ponían ciertos tributos o parias, y a los que les hacían resistencia los robaban y se servían de ellos y de sus hijos y mujeres por esclavos. Comenzaron por vía de religión. Añadieron luego las armas y fuerza, y después la codicia; y así quedaron señores de todo, y pusieron la silla de su imperio en México. Llevaban cuenta y razón del tiempo por escrito de figuras, si es que no la tomaron de aquellos otros de Aculúa después que trabaron con ellos amistad y parentesco.
Según los libros de esta gente, y común opinión de sus hombres sabios y leídos, salieron estos mexicanos de un pueblo llamado Chicomuztolh, y todos nacieron de un padre, llamado por nombre Iztacmixcoatlh, el cual tuvo dos mujeres. De Ilancueitl, que fue una de ellas, tuvo seis hijos. El primero se llamó Xelhúa, el segundo Tenuch, el tercero Ulmecatlh, el cuarto Xicalancatlh, el quinto Mixtecatlh, el sexto Otomitlh. De Chimalmath, que fue la otra mujer, tuvo a Quezalcoatlh.
Xelhúa, que era el primogénito y mayorazgo, fundó y pobló Cuahuquechulan, Izcuzan, Epatlan, Teupantlan, Teouacan, Cuzcatlan, Teutitlan y otros muchos lugares.
Tenuch pobló Tenuchtitlán, y de él se llamaron al principio Tenuchca, según algunos cuentan, y después se llamaron Méxica. De este Tenuch salieron muchas personas muy excelentes, y sus descendientes llegaron a mandar en toda la tierra y a ser señores de todo su linaje y de otras muchas gentes.
Ulmecatlh pobló también muchos lugares en aquella parte a donde ahora está la ciudad de los ángeles, y los nombró Totomiuacan, Vicilapan, Cuetlaxcoapan, y otros así.
Xicalancatlh anduvo más tierra, llegó al mar del Norte, y en la costa hizo muchos pueblos; pero a los dos más principales los llamó con su mismo nombre. Uno de los Xicalanco se halla en la provincia de Maxcalcinco, que está cerca de Veracruz, y el otro Xicalanco está cerca de Tabasco. Éste es gran pueblo y de mucho trato, donde se hacen grandes ferias, a las cuales van muchos mercaderes de lejanas tierras; y los de allí andan por toda la tierra contratando. Hay gran distancia de uno de estos pueblos al otro.
Mixtecatlh echó por la otra parte y corrió hasta el mar del Sur, donde pobló Tututepec; edificó a Acatlan, que hay del uno al otro cerca de ochenta leguas; y todo aquel trecho de tierra se llama Mixtecapan. Es un gran reino, rico, abundante, de mucha gente y buenos pueblos.
Otomitlh subió a las montañas que están a la redonda de México. Pobló muchos lugares. Los mejores y el riñón de todos ellos es Xilotepec, Tullan y Otompan. Esta es la mayor generación de toda la tierra de Anauac, en la cual, además de ser muy diferente en el habla, andan los hombres trasquilados. También hay quien dice que los chichimecas vienen de este Otomitlh, por ser entrambas naciones de baja suerte y la más soez y servil gente que hay en toda esta tierra.
Quezalcoatlh, edificó, o como dicen algunos, reedificó, Tlaxcallan, Huexocinco, Chololla y otras muchas ciudades. Fue este Quezalcoatlh hombre honesto, templado, religioso, santo, y, como ellos dicen, dios. No fue casado ni conoció mujer. Vivió castísimamente, haciendo muy áspera penitencia con ayunos y disciplinas. Predicó, según se dice, la ley natural, y la enseñó con obras, dando ejemplo de buenas costumbres. Instituyó el ayuno, que antes no lo usaban, y fue el primero que en esta tierra hizo sacrificio de sangre; mas no como ahora lo hacen estos indios con muerte de infinitos hombres, sino sacando sangre de las orejas y lenguas, por penitencia, por castigo y por remedio contra el vicio de mentir y del escuchar la mentira, que no son pequeños vicios entre esta gente. Creen que no murió, sino que desapareció en la provincia de Coazacoalco, junto al mar. Tal lo pintan cual yo cuento, a Quezalcoatlh; y porque no saben, o porque encubren su muerte, lo tienen por el dios del aire, y lo adoran en toda esta tierra, y principalmente en Tlaxcallan y Chololla, y en los demás pueblos que fundó; y así, le hacen en ellos extraños ritos y sacrificios.
Tanto como dicho es poblaron y anduvieron estos siete hermanos, o conquistaron; que también se cuenta de ellos haber sido hombres muy guerreros. Va de todo ello lo más importante, así porque basta para declaración del linaje y tierra de estos mexicanos, como por acortar muchos cuentos que sobre esto tienen los indios, que presumen de sangre, y de leídos en sus antigüedades. Los españoles, aunque han procurado saber muy de raíz el origen de los reyes mexicanos, no se determinan a certificar las opiniones; solamente afirman que así como todos los de México y Tezcuco se precian de llamarse aculuaques, así los que son de este linaje y lenguaje son hombres más estimados y temidos, y su lengua, costumbres y religión es lo mejor y lo que más se usa.